El impacto de las vitaminas del grupo B y la vitamina D en el ejercicio y en el músculo es indiscutible. La prevalencia de niveles bajos de vitaminas B es mayor en atletas, y este déficit puede impactar negativamente en el rendimiento debido a una función muscular disminuida y sensación de fatiga. Por otro lado, la vitamina D interviene en el metabolismo óseo, fuerza muscular y recuperación muscular. Niveles bajos están asociados con una disminución del rendimiento debido a una disminución de la potencia máxima aeróbica, VO2max, un déficit en la fuerza muscular y una degradación de fibras musculares tipo II, entre otras. Mantener unos niveles adecuados de estas vitaminas se debe valorar para mejorar el rendimiento deportivo.
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