La adaptación de nuestra alimentación habitual a una más respetuosa con el ambiente, no solo con el hecho de comer, sino también con nuestro entorno, puede condicionar la suficiencia de determinados nutrientes como el hierro. Generalmente las personas que adoptan este tipo de alimentación no ajustan la ingesta de determinados alimentos para cubrir las necesidades de este mineral pudiendo incrementar el riesgo de sufrir un déficit del mismo y, en consecuencia, una mayor sensación de cansancio, piel pálida y la caída del pelo, entre otros. Para conocer si estás realizando una ingesta suficiente para tu organismo hemos de analizar determinados marcadores en sangre relacionados con su metabolismo.
