Los ritmos biológicos que regulan las fases de sueño-vigilia en nuestro organismo tienen una duración de unas 24 horas. Sin embargo, este tiempo es una aproximación y a nivel individual existen diferencias, con duraciones ligeramente mayores o menores, haciendo los ciclos más largos o más cortos. Estas variaciones, marcadas fundamentalmente por factores genéticos, determinan el cronotipo o disposición natural para estar despierto o dormido en ciertas franjas horarias, como temprano por la mañana o tarde en la noche. Conocer, respetar y ajustar los hábitos diarios a nuestro cronotipo tiene el potencial de mejorar nuestra salud y bienestar.
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