La inflamación forma parte de la respuesta inmune innata y es un componente esencial de la defensa de nuestro organismo, iniciando la eliminación de cualquier agente nocivo y la reparación de los tejidos mediante acciones localizadas en la zona afectada. Sin embargo, algunos factores genéticos y ambientales pueden propiciar estados inflamatorios crónicos o de grado bajo que pueden aumentar el riesgo de desarrollar ciertos tipos de enfermedades. Algunos nutrientes como los omega 3 poseen propiedades antiinflamatorias que pueden ayudar a reducir esta inflamación, si bien las necesidades de cada persona pueden variar en función de su predisposición para que la inflamación crónica aparezca.
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