La esperanza y calidad de vida dependen de interacciones complejas entre factores genéticos, ambientales y de estilo de vida. La edad cronológica es el tiempo transcurrido desde nuestro nacimiento mientras que la edad biológica corresponde al estado funcional de nuestros órganos (edad celular) en función de cómo el envejecimiento ha influido en el cuerpo y, por tanto, la apariencia de nuestra piel. Las diferencias entre ambas edades y la identificación de factores que modulan la tasa de envejecimiento se pueden evaluar mediante el análisis de marcadores específicos cómo la longitud de los telómeros. Este conocimiento, permite un asesoramiento en hábitos de vida y dietético personalizado.
