Los músculos que intervienen en el movimiento están formados por una combinación de fibras lentas, rápidas e intermedias, que difieren en cuanto a capacidad de generar fuerza y soportar la fatiga. La proporción de cada tipo, que varía entre personas debido a factores genéticos, supone una mayor aptitud para movimientos explosivos, cuando existe una proporción más elevada de fibras rápidas, o actividades de resistencia, cuando hay un predominio de fibras lentas. A nivel de entrenamiento, conocer estas diferencias permite perfilar la rutina de ejercicio para optimizar los beneficios, obtener mejores resultados y evitar sobrecarga o daño muscular excesivo que podría perjudicar a nuestro organismo.
